Los posibles beneficios del té negro, los efectos de la testosterona en el control de la glucosa en sangre y las consecuencias de la exposición a radiación son tres de los avances más destacados que se han presentado en la última reunión de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes.
María Sánchez-Monge
La relación del té negro con la disminución del riesgo de diabetes se afianza, aunque todavía quedan algunos aspectos por aclarar. Un estudio presentado esta semana en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), celebrada en Hamburgo (Alemania), muestra los potenciales beneficios del consumo habitual de esta bebida de cara al control de los niveles de glucosa en sangre.
La nueva investigación, realizada por científicos de la Universidad de Adelaida (Australia), y la Universidad del Sureste de China, desvela un riesgo un 53% menor de prediabetes y un 47% inferior de diabetes tipo 2 en los bebedores diarios de té negro en comparación con quienes no lo toman nunca. Estos resultados se extraen del análisis de una muestra poblacional de casi 2.000 adultos de 8 provincias de China, una vez descartados los efectos de los principales factores de riesgo de la diabetes (edad, sexo, etnia, índice de masa corporal, presión arterial, glucosa en sangre en ayunas, consumo de alcohol, tabaquismo, antecedentes familiares de la enfermedad y práctica de ejercicio físico).
Efecto del té negro en el control de la glucosa
Todo apunta a que el efecto protector del té verde se debe a que promueve un aumento de la excreción de glucosa en la orina, así como una mejora de la resistencia a la insulina, lo que finalmente redunda en un mejor control de la glucosa en sangre. La clave estaría en la forma de producción de esta bebida, la fermentación microbiana, que produce compuestos bioactivos (alcaloides, aminoácidos libres, polifenoles, polisacáridos…) con potentes efectos antioxidantes y antiinflamatorios, que mejoran la sensibilidad a la insulina y el funcionamiento de las células productoras de insulina (las células beta del páncreas) y, además, modifican la composición bacteriana de la microbiota intestinal, que también puede influir en el riesgo de diabetes.
Uno de los puntos fuertes de este estudio es que no solo consistió en preguntar a los participantes por sus hábitos de consumo de té y su estado de salud, sino que también se evaluó la excreción de glucosa en la orina, la resistencia a la insulina y el estado glucémico.
No obstante, los autores subrayan que se trata de una investigación de carácter observacional, por lo que no sirve para probar la existencia de una relación causal entre el consumo de té negro y el riesgo de diabetes. Por ello, están llevando a cabo un ensayo clínico para validar sus hallazgos y descartar la influencia de factores relacionados con el estilo de vida o los determinantes psicosociales que no hayan tenido en cuenta.
Testosterona para mejorar el control de la diabetes
Otro estudio presentado en la reunión anual de la EASD aborda los posibles beneficios de la terapia con testosterona para el control de la glucosa en sangre en hombres con diabetes tipo 2. Se trata de los primeros datos de una auditoría internacional realizada en 37 centros de 8 países -que incluyeron a un total de 428 pacientes- que proporciona información preliminar sobre una cuestión muy debatida en los últimos años: si la terapia de reemplazo hormonal incide favorablemente en el tratamiento de la diabetes y la obesidad.
Hace aproximadamente dos décadas se descubrió la existencia de un vínculo entre un bajo nivel de testosterona y la prevalencia de diabetes tipo 2. Se calcula que en torno a un 40% de los hombres con esta enfermedad tienen deficiencia sintomática de la hormona.
Diversos estudios muestran que la terapia hormonal podría tener beneficios significativos en varones con diabetes tipo 2, pero su implantación en la práctica clínica se ha visto frenada por los indicios de posibles riesgos cardiovasculares. Sin embargo, tal y como apuntan los responsables de la auditoría, un ensayo multicéntrico reciente sobre la seguridad cardiovascular de este tratamiento descartó la posibilidad de eventos cardiovasculares graves. “A pesar de estas evidencias, la prescripción de testosterona por parte de los endocrinólogos sigue siendo bajo y muchos diabetólogos ni siquiera han oído hablar de la asociación entre testosterona y diabetes”, ha declarado Hugh Jones, profesor del Hospital Barnsley (Reino Unido) y director del nuevo estudio.
Los resultados de la auditoría sugieren que la terapia de reemplazo de testosterona mejora el control de la glucosa en sangre durante un periodo de hasta 2 años. Sin embargo, Jones reconoce que se necesitan “más datos a largo plazo y sobre un mayor número de individuos para determinar si hay algún indicador del tipo de paciente que mejor responde a la terapia con testosterona”.
Radiación y riesgo de diabetes
El riesgo de diabetes puede estar mediado por muy diversos factores, como la exposición a la radiación. Un estudio realizado con una muestra de trabajadores de la central nuclear de Fukushima, en Japón, sugiere que la exposición a dosis bajas de radiación puede contribuir a una mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad.
El análisis, llevado a cabo por investigadores del Instituto Nacional Japonés de Seguridad y Salud Ocupacional, se basó en los datos clínicos de más de 6.000 trabajadores de urgencias que acudieron a la central nuclear justo después del accidente desencadenado por el tsunami de 2011. Todas estas personas llevaban dosímetros que midieron su exposición a la radiación entre marzo y diciembre de ese año.
El riesgo de desarrollar diabetes fue un 6% superior en los trabajadores expuestos a 5-9 milisieverts (mSv) y un 33% y un 47% superior en aquellos expuestos a 10-19 mSv y 20-49 mSv.
“Nuestros hallazgos sugieren un mayor riesgo de diabetes entre los trabajadores de emergencias nucleares”, han señalado los autores en la presentación del estudio en la reunión anual de la EASD. “Aunque los posibles mecanismos siguen estando poco claros, los informes disponibles indican que la radiación puede afectar negativamente a las células del páncreas responsables de la producción de insulina, lo que podría contribuir a la diabetes”. Además, añaden, “existe una asociación entre la exposición a la radiación y un aumento de la inflamación, que es un factor bien conocido de la resistencia a la insulina y el desarrollo de diabetes”.
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