La RAE explica que cuando hablamos o escribimos tendemos a cometer fallos que nos llevan a hacer un uso erróneo de la gramática del castellano
Dependiendo de la zona en la que residas de España, seguramente escucharás a diferentes hablantes, así como aquellos que, cuando se trata de usar un pronombre indirecto, unos optan más por “la” y otros por “le”, sin olvidarnos del “lo”. Son los denominados laístas, leístas o loístas.
Según explica la RAE, para usar adecuadamente los pronombres átonos de la tercera persona, “debe tenerse en cuenta en primer lugar, la función sintáctica que desempeña el pronombre y, en segundo lugar, el género y el número gramatical de la palabra a la que se refiere”.
Por ejemplo: Le pedí disculpas a mi tía. La ví ayer y me olvidé de saludar.
Dequeismo: el “de” antes del “que”
El acusado error del dequeísmo ha llevado a muchas personas a utiizar “de” delante de “que” cuando debe ser omitido, y viceversa. Este es uno de los errores más gramaticales en el uso del idioma español, tanto que incurrir a él es casi automático.
Existen cinco posibilidades de incurrir en dequeismo. Por ejemplo, cuando la preposición de se coloca precediendo a una oración subordinada sustantiva de sujeto, ya que el sujeto de una oración jamás va precedido de prepossición- Por ejemplo, “me alegra de que seaís felices”, es incorrecta. No obstante, sería correcta si se utilizara de forma pronominal, como es el caso de “me alegro de que seáis felices”.
Por último, la preposición de nunca debe sustituir a la preposición que exige el verbo. Por ejemplo, es correcto decir “insistieron en que fuéramos con ellos”, mientras que es incorrecto decir “insistieron de que fuéramos con ellos”.
El empleo de infinitivos en lugar de imperativos
Sin duda, se trata de una asignatura pendiente para muchos castellanoparlantes, e incluso para los nativos. Así, muchas veces utilizamos la forma de infinitivo cuando, en su lugar, queremos usar el imperativo. Lo que puede llevar a equívocos.
“Cuando se da una orden a una segunda persona (del singular o del plural), deben usarse las formas propias del imperativo, si la oración es afirmativa, o las formas correspondientes del subjuntivo, si la oración es negativa, va introducida por la conjunción que o se dirige a un interlocutor al que se trata de usted”, según dice la RAE.
Por lo tanto, sería correcto decir “Escuchad” en lugar de “Escuchar” en el uso imperativo, así como “Poneos el pijama”, y no “Poneros el pijama”.
Mayúsculas después de los dos puntos
Tal y como explica la RAE, “el signo de puntuación (”:”) representa una pausa mayor que la de la coma y menor que la del punto”. Por tanto, después de los dos puntos, siempre se debe escribir en minúsculas.
No obstante, existe una excepción, que es cuando se refiere a una cita. En este caso, después de dos puntos se debe escribir en mayúsculas.
Los verbos irregulares
Al igual que los castellanoparlantes estudiamos la infinita lista de verbos irregulares de otros idiomas como el inglés o el francés, también debemos tener en cuenta la de nuestra propia lengua. Sí, en castellano también hay verbos irregulares. Y por supuesto, tendemos a utilizarlos mal.
Utilizar el verbo haber en plurar para hablar de la presencia o existencia de personas o cosas
“Hubieron” o “habían” son dos de las palabras más utilizadas por los hispanohablantes. Pero también es un error en los casos cuando el elemento nominal se refiere a varias personas o cosas.
Es decir, no se dice “hubieron problemas” o “habían muchas personas”, sino “hubo problemas” o “había muchas personas”.
¿”A parte” o “Aparte”?
Ya sea adjetivo, adverbio o sustantivo, “aparte” se escribe todo junto, mientras que la grafía “a parte”, en dos palabras, solo aparece como combinación de la preposición “a” y el sustantivo “parte”, según explica la Fundeu “Fundación del español urgente”.
El Pepazo/La Razón