Humberto Acosta
“El día de Sandy Koufax”. Así los Dodgers de Los Ángeles han decretado el sábado de esta semana, en homenaje a uno de los peloteros más distinguido en las memorias de la franquicia, aunque para muchos, el más notable de todos.
Esa tarde en el Estadio Dodger se levantará una estatua al pitcher zurdo, y los primeros aficionados que ingresen al parque, podrán llevarse a casa una réplica del trofeo. Por motivos varios, lamentablemente no estaremos en el homenaje a nuestro jugador favorito, pero cómo no unirnos, a la celebración al pitcher que ya tiene en su haber 86 años de edad. Sería imperdonable.
Para estar presentes, aún a tantos kilómetros de distancia, las tres columnas de esta semana las dedicaremos a Koufax, comenzando hoy con el recuerdo de su primera victoria en las grandes ligas, ocurrida el 27 de agosto de 1955.
Por donde se aprecie fue un desafío histórico, por donde se mire. Ese sábado por la tarde, Koufax alcanzó ante los Rojos de Cincinatti en el estadio Ebbets de Brooklyn, la primera victoria de su carrera en las mayores, su primer blanqueo y su primer encuentro con al menos diez ponches.
Koufax llegó al desafío sin decisiones y una sola apertura entre sus seis presentaciones en la que era su campaña de estreno en las grandes ligas con apenas 19 años. Incluso, sin experiencia de ningún tipo. Ni siquiera en ligas menores.
De la universidad había pasado directamente a la gran carpa y el manager Walter Alston quiso ofrecerle otra oportunidad, aprovechando que los Dodgers dominaban a la Liga Nacional con una ventaja de doce juegos y medio desde la punta.
Los Rojos comenzaron con Johnny Temple en la segunda base, Smokey Burgess en la receptoría Ted Kluszewki en la prime base, Wally Post en el bosque derecho, Gus Bell en el central, Sam Mele en el jardín izquierdo, Tommy Bridges en la antesala Roy McMillan en el campocorto y Art Fowler como lanzador.
Kluszewski dio un sencillo a la derecha con dos outs en el primer inning, pero con Roy Campanella de cátcher, Koufax procedió a retirar a los siguientes siete bateadores, incluyendo cinco ponches. Un pasaporte a Kluszewski cortó la seguidilla, aunque volvió a tomar el control de la situación, eliminando a los seis siguientes bateadores, cinco con ponches. En ese momento, los Dodgers ganan 5 a 0 en seis episodios.
El descontrol puso a Koufax en apuros por primera vez en el séptimo con dos outs y las bases limpias. Dio boletos consecutivos a Bridges y a McMillan.
Fue la segunda y última ocasión que el Cincinnati colocó a dos corredores en base, pero salió de seis de los siguientes bateadores para concluir el encuentro mientras Brooklyn se anotaba el triunfo 7 a 0.
El preámbulo del primer triunfo de Koufax
Entre otros pormenores que bien vale la pena destacar en la actuación de Koufax, solo toleró dos imparables, un doble de Mele y un sencillo de Kluszewski. Ningún bateador de los Rojos llegó a la tercera almohadilla, abanicó a 14, en cuatro ocasiones a Bell, el quinta bate y toletero zurdo. Otorgó cinco transferencias.
El encuentro duró dos horas y 37 minutos, y de alguna manera fue un preludio de lo que sería la actuación de Koufax en las mayores.
Cuatro días más tarde, el sábado 3 de septiembre por la tarde, también en Brooklyn, dejó sin anotaciones y cinco imparables a los Piratas de Pittsburgh.
Solo propinó seis ponches pero sus bases por bolas bajaron a dos. No volvió a ganar más encuentros en lo que restaba de campaña y su récord final fue de 2 ganados y 2 perdidos.
Lo que vendría luego para el zurdo
Para tener una idea en números del prefacio sobre lo ocurrido en la jornada de aquel 27 de agosto de 1955, el triunfo de Koufax fue el 165 logrado en su carrera, cerrada en la temporada de 1966, siempre con el uniforme de los Dodgers, en Brooklyn primero hasta 1957, y en Los Ángeles desde 1958.
Los 14 bateadores abanicados fueron los primeros de sus 2396 vitalicios en 2324 innings, y los primeros de su tope de 18 ponches en un solo acto de nueve capítulos, cifra que alcanzaría en un par de ocasiones durante su carrera.
El blanqueo el primero de sus 40. En lo que se refiere a su íntima actuación frente los Rojos de Cincinnat, el blanqueo fue el primero de cinco, y el triunfo el primero de 19.
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