Samuel Clemente
La ecosexualidad se ha convertido en un movimiento activista ecológico en España y en una forma distinta de orientación sexual, por lo que cuenta cada vez más; con múltiples seguidores no sólo en suelo ibérico, sino también en todo el planeta.
El movimiento inició en el año 2008 como una corriente artística, sin embargo con el paso del tiempo cambió y se transformó hacia una forma sexual.
«Hacemos el amor con la tierra, abrazamos sin pudor a los árboles, masajeamos a la tierra con nuestros pies, hablamos eróticamente con las plantas», señala un manifiesto que explica la ideología sexual y naturista de los que se consideran sexualmente activos con la ecología.
El movimiento ha calado de tal forma, que este año España lo reconoció de manera oficial como un género nuevo. Dicho término fue acuñado por los artistas estadounidenses Elizabeth Stephens y Annie Sprinkle del grupo Pony Express, que en 2010 redactaron el llamado «Manifiesto ecosexual».
«A fin de crear una relación más sostenible y mutualista con la tierra, colaboramos con la naturaleza».
Esto afirman quienes se consideran ecosexuales, subrayando que la ecosexualidad es una identidad y un compromiso con la tierra a la que pretenden: «Amar, cuidar y honrar hasta la muerte».
El grupo se proyecta a detener «la violación, el abuso y el envenenamiento de la Tierra. Hay que romper la barrera entre las especies», sostienen.
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El Pepazo/2001
